A fuego lento
MODA INFANTIL ESPAÑOLA
Muchos de vosotros recordareis el famoso programa de televisión ‘El precio justo’. Fue líder de audiencia durante principios de los 90, presentado por el entrañable Joaquín Prats. Los concursantes solo tenían que adivinar el precio justo de los objetos que iban apareciendo y el ganador era el que más se acercara a él, pero sin pasarse.
El tiempo de cuarentena da para recuperar muchos recuerdos, para reflexionar, analizar… La combinación de todo eso acaba convirtiéndose en muchísimos planes de futuro y muchísimas críticas, en su sentido mas constructivo, a todos los pasos andados hasta llegar aquí.
En el mundo de la moda, hace ya tiempo que empezamos a escuchar términos como “comercio justo”, “moda sostenible” o “slow fashion”. Todos sabemos que tenemos en nuestros armarios mucha más ropa de la que necesitamos. Sabemos lo que esa ropa nos costó, cuál fue su precio. ¿Pero sabemos cuál es su precio justo? ¿Sabemos cuáles son los valores que hay detrás de las prendas que usamos?
Todos conocemos grandes empresas del sector textil que confeccionan lejos de nuestras fronteras. Todos conocemos también lo que eso muchas veces supone: sueldos injustos, condiciones laborales precarias, explotación de menores… Hoy en día ya sabemos lo que ocultan las etiquetas de las camisetas fabricadas en Bangladesh o Uzbekistán.
¿Recordáis el derrumbamiento en 2013 del Rana Plaza en Bangladesh? ¿Sabéis cuántos niños trabajan en los tóxicos campos de algodón de Uzbekistán? ¿Cómo empresas de la moda Europea han logrado secar en tan solo 50 años el Mar Aral, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo?
El modelo de industria que hemos consolidado en las últimas décadas en la Sociedad de Consumo ha convertido a la industria de la moda en la segunda más contaminante del planeta después del petróleo. Ropa barata con elevados beneficios. ¿Cómo puede ser? Nosotros somos fabricantes y sabemos que el precio de algunas etiquetas no es lógico. Es sospechoso porque en ellos no se incluyen el coste medioambiental ni el coste social o moral.
Muchas grandes firmas ofrecen productos de mala calidad para saciar la necesidad de consumismo que ellos mismos han creado. Ese ‘usar y tirar’ al que nos hemos acostumbrado como consumidores en los últimos años. Se fabrican prendas que estarán echas trapos en menos de un año y si no, ya se encargarán de crear una nueva moda para que todos tus modelos queden anticuados en unos meses. En la actualidad, apenas pasan dos semanas desde que se diseña la prenda hasta que esta aparece en las tiendas, algunas marcas lanzan 20 colecciones al año y existen comercios online que llegan a ofrecer quinientos productos diferentes cada mes.
Ese no es nuestro mundo, no es nuestra moda. En Hortensia Maeso se realizan dos colecciones al año. Dos colecciones cuidadas, pensadas, mimadas por nuestra diseñadora y confeccionadas por expertas modistas que expresan un saber-hacer milenario. Por eso, nos sentimos más cerca del lujo, del “slow fashion» y de la sostenibilidad que de la moda de consumo rápido, sin cuidado, sin vínculo emocional.
Se pueden seguir las tendencias e innovar sin llenar por ello el mercado de prendas sin alma, sin calidad ni futuro. Hacemos moda “a fuego lento”. Compramos tejidos europeos de origen natural y respetuosos con el medio ambiente, estudiamos los patrones para que las prendas sean realmente favorecedoras y confeccionamos de manera artesanal en una pequeña población de las afueras de Valencia. Con la tela que se queda fuera en el proceso de diseño, tratamos de crear detalles o accesorios: ponemos nuestra intención en apostar por el ‘cero desperdicios en el diseño’.
Puede ser cierto que el dinero mueve el mundo pero somos nosotros los que decidimos a quién queremos apoyar con nuestro dinero. El comercio justo se asocia muchas veces con fabricaciones realizadas en países de los considerados en vías de desarrollo. Pero también dentro de nuestros territorios podemos salir en busca de un sistema más solidario y que dé prioridad a las personas en lugar de al beneficio y crecimiento económico.
La moda no solo significa estar guapa, tener estilo o vestir las últimas tendencias. En el siglo XXI, la cuestión va más allá. Se trata de comprar con valores y principios, de ver lo que hay detrás de lo que vestimos.
Hortensia seguirá diseñando a “fuego lento” mientras en su taller de Picanya suenan una y otra vez las mismas canciones de Cadena Dial que sus modistas quieren oír para amenizar sus jornadas de creación.
En Hortensia Maeso luchamos por ser el cambio que queremos ver en el mundo, apostamos por un presente que combine ética y estética. Solo así podemos imaginarnos el futuro.
01 MAYO 2020 | HORTENSIA MAESO