Si te digo que somos algo parecido a palomas de la paz ¿me crees? a lo mejor no mucho y es normal porque eres mayor y a los mayores creer les cuesta un poco. Yo soy un niño y me lo creo todo pero este cuento no es un cuento, es una historia, de las que pasan en Navidad y además lleva mi nombre en el título, por algo será.
Llegamos por la tarde, el cielo estaba gris y el viento soplaba muy fuerte… todo estaba destruido. Caímos en un lugar lleno de escombros donde no había nada ni nadie, solo cristales rotos en el suelo y paredes caídas. A lo lejos se veía algo de humo y se escuchaba un ruido, como si fuera una gran tormenta que sonaba una y otra vez.
Si te digo que somos algo parecido a palomas de la paz ¿me crees? a lo mejor no mucho y es normal porque eres mayor y a los mayores creer les cuesta un poco. Yo soy un niño y me lo creo todo pero este cuento no es un cuento, es una historia, de las que pasan en Navidad y además lleva mi nombre en el título, por algo será.
Llegamos por la tarde, el cielo estaba gris y el viento soplaba muy fuerte… todo estaba destruido. Caímos en un lugar lleno de escombros donde no había nada ni nadie, solo cristales rotos en el suelo y paredes caídas. A lo lejos se veía algo de humo y se escuchaba un ruido, como si fuera una gran tormenta que sonaba una y otra vez.
Todos sabíamos por qué estábamos allí y qué teníamos que hacer, pero al llegar, todo fue más duro de lo que habíamos pensado. Tardamos un rato en hablar entre nosotros y solo podíamos mirar a nuestro alrededor y sentirnos tristes. Me tocó ser el pequeño (y el más mono), así que los otros niños se preocuparon por mí desde el principio y me cogieron en brazos y protegieron para que no me hiciera daño.
Yo no estaba tan triste porque, con nosotros allí, todo se volvía blanco, con mucha luz y no sentía miedo, sentía paz y esa paz me tranquilizaba por dentro.
Todos sabíamos por qué estábamos allí y qué teníamos que hacer, pero al llegar, todo fue más duro de lo que habíamos pensado. Tardamos un rato en hablar entre nosotros y solo podíamos mirar a nuestro alrededor y sentirnos tristes. Me tocó ser el pequeño (y el más mono), así que los otros niños se preocuparon por mí desde el principio y me cogieron en brazos y protegieron para que no me hiciera daño.
Yo no estaba tan triste porque, con nosotros allí, todo se volvía blanco, con mucha luz y no sentía miedo, sentía paz y esa paz me tranquilizaba por dentro.
Uno a uno fuimos saliendo de ese sitio lleno de escombros y cristales. Los otros niños no me dejaban ir el primero, siempre el último y eso no me gustaba mucho porque me encanta explorar. Allí no se podía jugar, no era un sitio divertido.
Cuando íbamos saliendo corrieron mucho y no pude ver qué había ahí fuera… tenían que ser cosas tristes porque todos fueron quedándose cada vez más callados y preocupados. Yo seguía teniendo luz, todos teníamos luz y esa luz, me hacía sentir bien y saber que, como en los cuentos, habría un final feliz.
Uno a uno fuimos saliendo de ese sitio lleno de escombros y cristales. Los otros niños no me dejaban ir el primero, siempre el último y eso no me gustaba mucho porque me encanta explorar. Allí no se podía jugar, no era un sitio divertido.
Cuando íbamos saliendo corrieron mucho y no pude ver qué había ahí fuera… tenían que ser cosas tristes porque todos fueron quedándose cada vez más callados y preocupados. Yo seguía teniendo luz, todos teníamos luz y esa luz, me hacía sentir bien y saber que, como en los cuentos, habría un final feliz.
Fuimos entrando en diferentes casas y en todos los lugares, pero allí no quedaba nadie. Vimos pintadas en la pared y mis amigos pensaron que alguien sabía que íbamos a llegar porque decían que eran mensajes para nosotros. Los había rosas, azules y negros, con letras muy grandes y algunos dibujos eran graciosos.
Como no sé leer, yo solo quería pintar ahí también, así que me puse a buscar rotus en los bolsillos, pero solo encontraba plumas grrrr.
No me di cuenta pero mi ramita de olivo se me había caído del bolsillo y menos mal que ellos la vieron y me la devolvieron, ¡cualquiera me aguanta si no la tengo!, no podría ni dormir, ni comer, ni ir al baño… ¡nada de nada!
Fuimos entrando en diferentes casas y en todos los lugares, pero allí no quedaba nadie. Vimos pintadas en la pared y mis amigos pensaron que alguien sabía que íbamos a llegar porque decían que eran mensajes para nosotros. Los había rosas, azules y negros, con letras muy grandes y algunos dibujos eran graciosos.
Como no sé leer, yo solo quería pintar ahí también, así que me puse a buscar rotus en los bolsillos, pero solo encontraba plumas grrrr.
No me di cuenta pero mi ramita de olivo se me había caído del bolsillo y menos mal que ellos la vieron y me la devolvieron, ¡cualquiera me aguanta si no la tengo!, no podría ni dormir, ni comer, ni ir al baño… ¡nada de nada!
Esta excursión que estábamos teniendo ya no me parecía divertida: Escaleras, laberintos…entrábamos, salíamos, subíamos, bajábamos… si no estuviera todo roto y estropeado a lo mejor me hubiera gustado más pero así ni podía correr ni hacer nada de nada.
Después de andar muchísimo llegamos a algo que era como un cole. Tenía en las paredes dibujos de arcoíris y unas ventanas enormes, aunque ahora las tenían tapadas con libros o no sé muy bien que era.
Había gente, mucha gente… Algunos estaban acostados en mantas en el suelo, otros reunidos como en corro hablando y planeando cosas y los niños… ¡estaban jugando al escondite!
Esta excursión que estábamos teniendo ya no me parecía divertida: Escaleras, laberintos…entrábamos, salíamos, subíamos, bajábamos… si no estuviera todo roto y estropeado a lo mejor me hubiera gustado más pero así ni podía correr ni hacer nada de nada.
Después de andar muchísimo llegamos a algo que era como un cole. Tenía en las paredes dibujos de arcoíris y unas ventanas enormes, aunque ahora las tenían tapadas con libros o no sé muy bien que era.
Había gente, mucha gente… Algunos estaban acostados en mantas en el suelo, otros reunidos como en corro hablando y planeando cosas y los niños… ¡estaban jugando al escondite!
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24 DICIEMBRE 2022 | HORTENSIA MAESO